En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por…—Llave, por llave—me dice Mario Benedetti. Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.
GALEANO, E. El libro de los abrazos. Madri: Siglo Veintiuno, 2015.